domingo, abril 08, 2007

LA HUMANA FIEBRE



Sin ánimo de sentar cátedra, ni crear polémica, hay muchas cosas que plantear en serio sobre el tema de la salud. Es un tema universal, que afecta a todos los seres que habitan el planeta. La salud, tal y como quiero referirme, es un tema orgánico, hay una salud vegetal, y otra animal y, dentro de ella, la humana. Dejamos lo mineral fuera, aunque sea la base de las otras “saludes”.

Una aclaración a hacer desde el principio es si estamos hablando de salud o hablamos de negocio. La diferencia es como una partida de mus, o bien queremos jugar por diversión, o bien nos queremos jugar en esa partida una considerable suma de dinero, que pasa a ser el objetivo real y no el juego en sí. Esto está muy desarrollado en Psicología: la diferencia entre motivación intrínseca y extrínseca. Aunque las reglas sean las mismas, cambiado el objetivo, cambian el juego y el resultado.

Confío en que los que aquí me leen, al menos mayoritariamente, están a favor de la salud y no del negocio. Supuesto esto, tendremos que ver cuáles son los procesos y las funciones naturalmente saludables, entendiendo que hay dos estados posibles, lo orgánico (lo vivo) y lo inorgánico (lo muerto).

No se puede estar más o menos muerto, pero, ¿se puede estar más o menos vivo? ¿Estamos hablando de que la condición humana es dicotómica y sólo tiene dos posibles valores? ¿O más bien que hay un polo de máxima vida, al que podemos llamar salud y otro, que se acerca a la muerte, al que se suele llamar enfermedad?

Es claro, al observar una planta, que si sus hojas están lustrosas, tiene flores que se mantienen bien vivas y muestra la belleza propia de su naturaleza, nos encontramos en un polo opuesto que si encontramos en la misma planta colores ocres o amarillos en sus hojas, ausencia de flores o flores lacias (a no ser que estemos en otoño, claro está).

Lo que en el reino vegetal parece meridianamente claro, en el “reino” de las cosas humanas tiende a complicarse. No creo que sea algo que se haya complicado casualmente en su origen, si no más bien es por puro interés (perdonen mi tendencia a ver manos negras). Volviendo a la partida de mus, ¿estamos jugando al juego de la salud o nos estamos jugando otra cosa?

¿Cuál es la diferencia entre la forma en que miramos la salud de las plantas y la forma en que miramos la salud de las personas? En el primer caso, nos centramos en lo cerca que nos encontramos de la planta ideal, en el segundo, de lo cerca que nos encontramos del estado inorgánico (o muerte), es decir, en qué manera estamos en ese concepto recurrente del tiempo moderno: “la enfermedad”.

Si sólo nos fijamos en lo amarillo de las hojas, hacemos mayor su podredumbre. La capacidad de la percepción humana (y quién sabe si también de la vegetal y animal) tiene un efecto multiplicador. El mágico, sorprendente, pero muy cotidiano efecto de la “intención” del profesional está muy relacionado con la curación del organismo vivo. ¿Cuántos médicos, psicólogos, veterinarios, jardineros han sentido ese maravilloso poder? ¿Es simplemente eso un efecto de la sugestión del sujeto? ¿Qué parte de la curación es producida por la intención y qué parte por la forma distinta de mirar su propio padecimiento el sujeto?

La historia de la ciencia nos debería hacer humildes respecto al nivel de conocimiento que se tiene actualmente, pero la historia del dogma nos enseña lo poco permeable que es el espíritu humano a escuchar cosas que no se ajusten a sus esquemas. Esquemas, en general, indoctrinados desde la infancia y, en los tiempos modernos, cada vez más por los poderosos “medios de indoctrinación”; hay que decir que para llamarlo medios de comunicación deberían aceptar mucha mayor reciprocidad de lo que lo hacen.

Sin llegar a los extremos que grandes obras de la literatura del siglo pasado preveían (1984, por ejemplo), nos encontramos en estados de uniformidad preocupantes que llegan a la salud. Habría que ver el carácter único, individual e irrepetible de la persona que necesita tratamiento y, sin embargo, se va a buscar solamente cuál es la enfermedad en la que le vamos a clasificar, cuál es la etiqueta que le vamos a poner para tratarle del mismo modo que a todos aquellos que hayan caído en la misma etiqueta.

Uniformizar del mismo modo que a un monte sin vegetación se le planta una sola especie de pinos. Esto último tampoco es saludable para el monte. La búsqueda del potencial individual de cada uno (su “polo” saludable) pasa por conocer y aceptar su enorme diversidad y al mismo tiempo su carácter único. Nos ayudaría mucho saber cuál sería el potencial a alcanzar por éste (individuo normal o anormal) para ver así cuál es su posibilidad de disfrutar de esa plenitud de lo que hemos llamado salud. La salud, en el polo opuesto a la enfermedad-morbilidad.

Las consecuencias de este cambio de actitud, sí realizable, aunque quizá no tan lucrativo para poderosos estamentos del tercer milenio, es el cambio de actitud del terapeuta y del afectado. Sustituir el miedo a la expansión de la enfermedad, al mayor dolor, a la cercanía de la muerte por: la motivación por superarse, empezar a ver los síntomas como necesarios para el proceso de curación y, por tanto, integrarlos en el proceso vital de la persona; implica poner los pesados fardos de madera a alimentar la locomotora de la lucha por la salud.

Lo que se acompaña de miedo, dolor, incertidumbre, dependencia, desconocimiento, falta de empatía, por parte de equipos profesionales estereotipados y demasiado protocolarios, pasa a ser un proceso vivo, orgánico, similar a la propia naturaleza. Naturaleza que, no lo olvidemos, es la que está de base.

La imperiosa necesidad de racionalismo ha dejado atrás lo fundamental, la vida, que late, brota todos los años y vive de múltiples formas un perpetuo ciclo y un continuo mudar. Quizá el miedo a que esté misterio natural esté aparejado con la muerte (porque siempre algo está muriendo para que nazca otra cosa), ha hecho que se quiera hacer inmóvil el estado del cuerpo y que hayan proliferado como lo han hecho el estudio y la clasificación de las patologías.

Esta minuciosa clasificación de lo patológico, va acompañada de un lucrativo negocio, la industria más poderosa del planeta, que siempre dispondrá de blister que fabricar o productos que aliviarán los estado mórbidos, aunque sea a costa de producir otros nuevos.

Al fin y al cabo, desde el punto de vista del negocio, los efectos secundarios de los medicamentos, que producen a su vez otras enfermedades, son un elemento positivo. ¿No parece más bien que estemos metido en un círculo vicioso y absurdo?



Antonio Barranco Alonso
ABA
Psicólogo

10 comentarios:

AAQ dijo...

Me gusta como escribes, narras las cosas de forma poética.
Respecto del contenido dejas entrever el conflicto entre las diversas formas de actuar de la ciencia con respecto a las enfermedades.

La salud esta contrapuesta a la falta de salud, y el negocio lucrativo al negocio no lucrativo. No haces alusión a la falta de salud como falta de bienestar social.

Entiendo y lo vivo así que la ciencia ayuda a mejorar la autonomía personal y la calidad de vida. La motivación para seguir sus recomendaciones médicas es fundamental. Desde luego que hay que mirar el lado bueno (sano de la vida), potenciar la autoestima y superar en el día a día las dificultades que vamos encontrando.

En este tercer milenio la ciencia esta al servicio del ser humano y seguro que también al servicio de los negocios lucrativos, pero la investigación desinteresada y el negocio hacen avanzar la ciencia con nuevas teorías, nuevas técnicas, nuevos medicamentos…,
En nuestro país, de los más avanzados del mundo en promover la salud de sus habitantes (incluidos los inmigrantes que hayan entrado en nuestro país de forma ilegal), las ciencias médicas y sociales procuran que vivamos de forma saludable.
Todo es mejorable los servicios sociales y el sistema sanitario pero ya no nos damos cuenta que hace tan solo treinta años España era un país atrasado en todo: en libertades, en derechos, en infraestructuras, en sanidad, en educación, solo había una incipiente Seguridad Social y muy pocos puestos de trabajo.


Vivimos en uno de los mejores países del mundo para cubrir nuestras necesidades y desarrollar nuestros proyectos. Busquemos calidad vida con todas lo apoyos que estén a nuestro alcance.

Juan Carlos.

Anónimo dijo...

Gracias por tu piropo. No pretendo hacer un texto estético, sino plantear dificultades éticas. Admiro tu optimismo y capacidad para confiar en la buena marcha de las cosas. En cuestión de salud, podemos mirar un poco más abajo de nuestro país para comprobar cuál es el estado real de salud que tenemos. Entiendo la salud como un estado a perseguir y muy difícilmente un estado alcanzado o no, como tú planteas. En cuanto a la distinción entre lucrativo y no, te agradezco la precisión. El negocio no lucrativo es el mío, escribiendo en este blog, por ejemplo. Al que me refería es al muy lucrativo negocio de la industria más poderosa del mundo (¿no es eso muuuuuy lucrativo?). La ciencia es una nueva religión y como tal, admite pocas discusiones. Aumenta la autonomía y calidad de vida personal de quién accede a su privilegiada condición o estatus. Vuelvo a invitarte a que mires más abajo del estrecho de Gibraltar. Siempre agradecido de comprobar que me lees. Un afectuoso saludo.

AAQ dijo...

Si considero que he alcazado un estado de bienestar fisico, mental y social bueno, aunque tenga el apoyo de la ciencia, (tomo pastillas, voy a psicopterapia y me me falta ir al endocrino por lo del sobrepeso. Iré. Este estado de salud me permite desarrolar mi trabajo y llevar adelante los proyectos de vida a largo y corto plazo. Te mentiría si dijera que me tomo las pastillas como fueran inocuas, no es así. Trato de tener calidad de vida con la medicación imprescimdible. Y ya que vivo en España, uso las recetas de la Seguridad Social. Y si tuviera que usar los recursos Sociales de la Comunidad de Madrid los usaría. Equipos de atención comunitaría, Relahabilitación Laboral, centros de Día...;.
Tienes Razón si miramos mas abajo del estrecho o en Lavapies hay un panorama de In-salud mental y pobreza que espanta a muchos.
Pero repito estamos en un Pais industralizado, zona Euro, espacio Senchghel (no se como se escribe).
Con seguridad Juridica y necesidades cubiertas.

A cuidarse tocan.

Anónimo dijo...

Tener un estado de salud determinado no es haber alcanzado la salud. Veo más positivo entenderla como un fin a conseguir diariamente que como un lugar estanco en el que se está o no. Entiendo la salud como algo social más que personal y mundial más que nacional. Pretender que la toma de medicación es la panacea de lo saludable llega a parecerme algo patológico, pero a nivel social, no personal. No escribía sobre ti, ya que no dispondría de suficientes datos para hacerlo. Pero no me pareces un modelo de salud. Descuida, yo tampoco me lo parezco. Cuando quieras seguimos hablando del tema, más relajadamente, aunque la polémica es buena si se conduce bien. Cuídate.

AAQ dijo...

Creo que "la salud", entendida como un valor absoluto a alcanzar es inalcanzable,y si nos miramos la salud en un momento determinado, dependera de las pruebas relizadas y la capaciad de medir la salud. Las pruebas pueden trastocar nuestro estado de salud. ¿Que entiendes por la salud social y mundial?¿ Y que modelos de salud, o estado salud quieres alcanzar?. Nunca pretendí ser "modelo" y eso que se que en determinados circulos tengo mucho existo, y todo con mi estado (no inmutable, inestable, variable,diverso y diferente) de salud.
Aunque a veces hable en 2ª persona del plural siempre hablo de mí. Es a quien mejor conozco, aunque a veces no me reconozco.
SALUD_OS

Anónimo dijo...

Estoy preparando un nuevo artículo que quiero publicar en mi blog. No sé si llamarlo la sumisión o la libertad. Hablo de salud social porque tú has reconocido tomar medicación. Esto lo haces porque es lo que la medicina actual, un ente social, dice que es lo correcto. Hay que mirar atrás tan solo para ver lo que cambia el pensamiento social a lo largo de la historia.
Y mirar adelante para darse cuenta que los problemas de salud en el primer mundo, desde un punto de vista tan básico como el aire que respiramos (cosa tan primaria) están en peligro por una gestión acelerada y poco racional de los recursos naturales. En una escalada mundial por el control de la energía y la escasez de lo más primario en muchjas zonas del mundo, cosa que afecta a la salud de múltiples formas. ¿Acaso no vuelve la tuberculosis del XIX a la Europa del XXI? Por mucho que semamos zona Schengen (tampoco sé cómo se escribe) por la puesta de atrás se nos "contamina el aire", nos escasea el agua, la energía que vemos como algo "natural" y no cuestionamos su continuidad es algo que cada vez vamos a ver escasear más. O tomamos conciencia o no hacen faltan muchas luces o ausencia de diagnósticos médicos para ver lo que nos espera...
En cuanto a los modelos de salud, habría que mirar (a la inversa de lo que se hizo en el XIX) a los pueblos "no civilizados". Más en contacto con la naturaleza y por tanto, según mi visión, más saludables. Apelo a los valores de la Ilustración. Viva el siglo XVIII y vivamos en el XXI.
Salud!

AAQ dijo...

¡Qué bien se vivia con la esclavitud! (En España no se abolio hasta los años 80 del siglo XIX). Y la mujer estaba totalmente excluida y discriminada ( hace unos dias se aprobado la ley de igualdad).Reyes Absolutos ( Felipe V, Felipe VI, Luis I,Calos III,Carlos IV). Un manojo de buenos gobernantes.Poder salvar a Carlos III por lo de la Puerta de Alcala.Nos estamos cargando el Planeta, mas preocupante son los mas de la mitad de l@s human@s con niveles de renta inferiores a dos dolares diarios.

SALUD_OS

Anónimo dijo...

Hablaba del pensamiento y no de la historia de España, que ha vivido en el atraso de los dogmas. Miraba al pensamiento francés de la Ilustración. Ahora bien, qué bien los aborígenes de muchas zonas del planeta sin el ombliguismo del hombre blanco occidental y su expansionismo brutal. Muchas cosas son preocupantes pero no es cierto que siempre ha pasado esto, no es cierto que todo sea reversible y que la naturaleza todo los puede. "La salud es lo primero" y está seriamente comprometida.

AAQ dijo...

Los indices de nataliad occidentales son bajos. Se te olvida la expasión del hombre chino y del indio y sus politicas de control de nacimiento de niñas. Y me imagino que no pensabas en ablaciones de clitoris, ni en La sumisión de las aborigenes al aborigen. En todas las culturas cuecen habas. En la nuestra por lo menos podemos empezar a pensar en politicas de Igualdad y denunciar violaciones de los derechos humanos. La dignidad y la libertad de decisión son lo primero.
Juan Carlos

Anónimo dijo...

La nuestra es la única que va quedando. Para ti la perra gorda.

ABA