sábado, mayo 06, 2006

LA HISTORIA DE L.B.







PSIQUIATRÍA PÚBLICA ESPAÑOLA: “LA ONU” EN RAMÓN Y CAJAL
(La aventura de L.B.)


L.B. es un ciudadano italiano de 37 años que pretendía pasar un mes de vacaciones recorriendo México. L.B. tiene una apariencia “normal” –bueno, la verdad es que más que “normal” porque mide 1,85, pesa 70 kilos y tiene ojos verdes y una inconfundible nariz judía… En definitiva L.B. era el 11 de abril, un pasajero más camino de México D.C. desde Nápoles, vía Madrid.

Al segundo día de estancia en Ciudad de México, su propio taxista le apaleó y le robó todo lo que tenía: la “plata”, el equipaje, incluso el billete de retorno México D.C.-Madrid. Sólo se “salvó” la documentación –Pasaporte y Carné de Identidad italiano- y el billete de avión Madrid-Nápoles con fecha 19 de mayo.

L.B. estuvo cuatro días vagabundeando por los alrededores del Hotel “Casa Blanca” de México D.C. Sin comer, sin dormir, sin atreverse a alejarse del hotel, muerto de miedo. Por fin, se atrevió a dirigirse a la Policía mexicana que, a pesar de su mala fama, le puso en contacto con el Departamento de Migración mexicana, quienes, a su vez, le facilitaron el retorno a Madrid (porque, insisto, él conservaba el billete Madrid-Nápoles para el 19 de mayo)

L.B., con la ropa sucia y aspecto de mendigo, llegó a Barajas el 16 de abril. Hacía gestos extraños, amenazantes (“para sembrare cattivo”, explica él). En realidad, L.B. arrastra un problema de adicción que ha derivado en un trastorno psicológico grave. Supongo que, dada esa actitud, alguien –bien de Air Nostrum (Iberia) o de la propia Policía Nacional española- consideró que, evidentemente, L.B. no estaba en condiciones de volar y le derivaron a los servicios médicos de AENA quienes, en buena lógica, le trasladaron al centro de referencia para casos de “incidencia psiquiátrica” que se producen en el Aeropuerto de Barajas: la Planta 8 C de Psiquiatría del Hospital “Ramón y Cajal”.

L.B. ingresó el 16 de abril por la tarde-noche. El Dr. Chinchilla, Jefe de la Sección de Psiquiatría de “Ramón y Cajal” se hizo cargo de su caso.

La “escuela psiquiátrica” que se practica en ese Hospital es la “organicista”: todo trastorno mental es consecuencia de, en el mejor de los casos, una causa “química” y, en el peor, de una “tara cerebral”. Por eso, lo habitual es realizar escáneres cerebrales, placas, estadísticas de temperatura corporal y peso, etc., etc., etc.

Ello significa, por otra parte, que trastornos de la personalidad como la llamada PMD en los años 80 (Psicosis Maníaco Depresiva, según el catálogo de la OMS), “desorden bipolar” en los años 90 (por aquello de que todos hemos visto la película de Hichtcock y los psiquiatras debieron de pensar que el término “Psicosis” era demasiado fuerte o no lo suficientemente descriptivo de la enfermedad) y, actualmente, “Trastorno Afectivo de la Personalidad”… Es decir, enfermedades que, sí, efectivamente, tienen una base química –como todo lo que nos pasa a los seres humanos, incluso el amor, baste recordar las famosas “feromonas”- pero no se arreglan sólo con química, son tratadas exclusivamente con mediación de tipo neuroléptico, litio, etc.

Además, estamos en “temporada”: los bipolares –término más extendido últimamente- suelen “brotarse” en primavera y otoño. Y, por desgracia, la enfermedad no entiende de nacionalidades ni respeta a nadie. En consecuencia, los “bipolares” en fase maníaca que pasan por Barajas tienen la suerte –o la desgracia, más bien- de “aterrizar” en la Planta 8 C del “Ramón y Cajal” de Madrid.

L.B. no era bipolar, pero sí padecía una absoluta desorientación y hacía gestos extraños, incontrolados, sin venir a cuento. En la Planta 8 C coincidió nada más llegar con una paciente que hablaba italiano por lo que enseguida “enganchó” con ella, aunque, en honor a la verdad, L.B. habla, entiende y lee correctamente el castellano, pues se ha recorrido media Sudamérica (Uruguay, Perú, Bolivia…). Eso era una gran ventaja porque así se podía entender perfectamente con su Doctor o –más bien- con el Dr. González, el “R3” del Doctor Chinchilla.

Durante los 13 días que duró su ingreso en “Ramón y Cajal”, los “compañeros pacientes” pudieron observar que el comportamiento de L.B. era absolutamente “correcto” en términos médicos: no se negaba a tomarse la medicación, por lo que se pasaba el día en la cama y cuando estaba “lúcido” –justo después del desayuno, antes de que le hiciera efecto el Haloperidol- era capaz de mantener, incluso, una conversación coherente… aunque, eso sí, se pasaba el día pidiendo cigarrillos –la única excepción de la Ley Salgado son los centros psiquiátricos- y, hasta el último momento de su estancia en el Hospital, hacía de repente gestos amenazadores y balbuceaba palabras medio en español, medio en italiano.

Pero L.B. es muy inteligente y sabe cómo “facere la finta”, es decir, sabe cómo “engañar” a los Psiquiatras, porque –para su desgracia- tiene 17 años de experiencia. El martes, 25 de abril, el Dr. Chinchilla le confirmó que podría partir al día siguiente. Supuestamente, ya se había encargado el Hospital de arreglarlo todo con la “Embajada” italiana.

La realidad es que L.B. tenía por todo capital 25 euros que le había prestado la amiga-paciente que hablaba italiano y que –identificándose como periodista, su profesión- y a través de su móvil particular, había contactado desde el día 18 de abril con la madre de L.B. en Nápoles, con el Sr. Bíscari –encargado de Servicios Consulares italiano- para intentar ayudar al retorno de L.B., eso sí, sin interferir de ningún modo en las gestiones realizadas –o supuestamente realizada- por los Servicios Sociales del Hospital.

El día 25 de abril, por tanto, a L.B. se le comunicó que al día siguiente “se le retornaría” a Nápoles. Finalmente, el día 27, a las 09:30 horas L.B. abandonó la Planta 8 C, acompañado por un celador que le metió en un taxi “en dirección a la Embajada”, según comunicó al resto de “compañeros-pacientes”. Ellos estaban alarmados porque el aspecto que presentaba L.B. era deplorable, dado que a pesar de que durante los 12 días de ingreso L.B. había reclamado al personal clínico, una y otra vez su ropa “para lavarla”, no lo había conseguido porque no formaba parte del “protocolo” establecido. Por tanto, L.B. abandonó el “Ramón y Cajal” el pasado jueves vestido de mendigo.

El Sr. Bíscari (quizá se escriba Víscari), agradeció muy amablemente a la paciente que hablaba italiano –de alta desde el miércoles 26 de abril- su interés por facilitar el retorno a un “ciudadano italiano” pero le aclaró que, por su parte, era un caso resuelto porque el Consulado (c/ Lagasca) no disponía de servicios de acompañamiento, y que a lo sumo podía prestarle dinero, pero él estaba muy tranquilo porque había hablado con el Dr. Chinchilla y éste le había asegurado que L.B. estaba perfectamente para viajar y ¡encima tenía 25 euros!. Así que, ningún problema.

Pero sí había un problema: L.B. no estaba en condiciones de viajar, su desorientación era –y es- tan grande que olvidó que en su “bolsita” de cintura llevaba todas las direcciones y teléfono de posible referencia en Madrid. Cuando llegó al Consulado vio un guardia, se asustó y salió corriendo… “Purtroppo” que dirían los italianos, el Sr. Bíscari recibió el aviso “demasiado tarde…” y no pudo ayudarle.

(y último). L.B. llegó como pudo a la T-4 de Barajas para intentar embarcar a Nápoles el día de su alta -27 de abril- y para descubrir que el cambio de la fecha en el vuelo (del 19 de mayo al 27 de abril) costaba nada más y nada menos que 200 euros. Llegado a ese punto y vestido de mendigo, decidió permanecer durmiendo en alguna de las bonitas sillas de diseño de la T 4, sin dinero, sin recursos “mentales” para llamar a nadie en Madrid ni por supuesto para pedir a su madre dinero vía Western Union.

Final feliz: gracias al personal de AENA, Iberia y, sobre todo a dos números de la Policía Nacional que hacían la ronda nocturna por la T-4 y ya le habían “detectado” por su aspecto de indigente, la amiga madrileña que hablaba italiano encontró a L.B, después de intentarlo durante todo el día, a las 12 de la noche, tirado como un mendigo, abonó los 200 euros necesarios, alojó a L.B. en su casa, compró algo de “ropa decente”, y acompañó a L.B. de vuelta a la T-4, para embarcarlo por la “Gate K” vía Nápoles.

Denuncia: el caso L.B. se resolvió el viernes pasado felizmente, pero no gracias a “Ramón y Cajal” ni a los Servicios Consulares italianos, sino a la solidaridad entre pacientes. De vergüenza.


Alicia

10 comentarios:

AAQ dijo...

He leido el artículo que has enviado a los medios de comunicación local. Relatas rigurosamente unos hechos que has conocido recientemente, escribes muy bien, pero a mi no me gustaria que nadie contará una historia desagradable que yo hubiese sufrido pretendiendo denunciar a los servicios públicos de salud. Ademas presentas a L.B. como una persona derrotada y apaleada de la que hay que sentir lastima y ayudarle como sea a volver a su casa. ¿ Y por qué los sevicios sanitarios han de resolver los problemas personales de L.B.?. Dices que arrastra una adiccion que le ha generado un transtorno psicologico y sin embargo es una persona que se dedica a viajar por el mundo, pero parece que no sabe cuidarse de si mismo y anda dando problemas, a los Mejicanos, a los servicios sanitarios españoles, y a su familia. ¿Por qué hay que ser solidario con L.B?. Gracias por dar a conocer estos hechos pero con todos mis respetos creo que alguien que ha pasado por la experencia de llevar una enfermedad mental la inteligencia la podria usar usar también para cuidarse a si mismo.

Un abrazo.

Spinnecommander

Anónimo dijo...

Escribo por segunda vez el comentario que después de media hora de estar escribiéndolo, ha desaparecido por un error de que no se encuentra página. Es tarde y resumiré mis impresiones:
1. Escribes muy bien y eres muy generosa.
2. El caos burrocrático de un hospital madrileño y de un consulado me lo creo a pies juntillas.
3. La historia de L.B. (digo la que tú no has visto y cuentas porque te la ha contado) me parece un buen guión cinematográfico, no sé si es cierta.
4. El trato de la psiquiatría frecuentemente no suele reunir demasiadas condiciones en cuanto al cuidado con o el respeto a la dignidad que merece una persona adulta.
5. Pero no veo culpabilidad de nadie en ninguna parte. En Psicología social se habla de un fenómeno llamado "difusión de responsabilidades"; si se ahoga alguien en un muelle concurrido es posible que nadie se tire al agua. Desgraciadamente sucede esto y es una vergüenza que alguien pueda acabar tirado, como es una vergüenza que exista la indigencia y miremos a otro lado, les neguemos hasta la mirada.
De todo esto lo que más me importa es que encuentres pronto tu equilibrio, que tú te des cuenta y tomes conciencia de que has de parar, no actuar sin pensar las cosas más de una y de dos veces, de no actuar si no estás convencida, de no actuar por una arranque de ira o un impulso de cualquier tipo, de callar y de encontrar silencio, equilibrio, serenidad y, más adelante, cuando esto haya pasado (sabes que pasa) rehacer aquello que creas que hay que rehacer, sensatamente.
Quiérete y cuída y cuídate.
Besos.
Antonio

Anónimo dijo...

... Por fin has conseguido hacerme llorar, Antonio. Buen trabajo. Muchas gracias. Te quiero mucho. Besos a Carol y a los niños.
Alicia

Anónimo dijo...

Antonio, please, escúchame: no hay nada, absolutamente nada que disculpar... así que, "be quiet". Cuídate mucho y quiérete mucho tú también, ¿vale?... A ver si te voy a tener que decir aquello de "consejos vendo..."

Un besito,
Alicia

Anónimo dijo...

... Chicos, me he "fabricado" mi propia tarjeta de crisis. Por favor, estad tranquilos. Estaré en contacto permanente, lo prometo. Quijanos for ever... Bruuuuuuuuuuuuuuuuuuuuce for ever.
Besos,

Alicia

(Ahora, "pirulilla" y a la cama, lo juro. Más besos. Ali)

Anónimo dijo...

Muchos besos, Quijanos. Estoy bien, aunque me estoy corriendo todas las aventuras del mundo. Ya os contarè. Un beso fuerte para todos y uno especial para Antonio.

Alicia

Anónimo dijo...

Saludos y besos desde Nàpoles.
Estoy bien y os echo de menos. Lo importante es que siento que hace muchisimo tiempo que he salido de Espana... y de eso se trataba. Creo que volverè mejor que cuando parti (perdonad la falta de acentos) y esa era tambièn mi idea... asi que, "chi vediamo" el jueves. Un beso para todos.
Alicia

Anónimo dijo...

gggggg

Anónimo dijo...

Ciao ragazzi. Ya he vuelto... aunque Madrid me ha sentado fatal, para qué os voy a mentir. Gracias por vuestros mensajes de ánimo y por haber estado siempre ahí... El sábado, ¿¿¿¿nos vemos???

He venido con "ganas de guerra", así que, ¡aprovechad!

Un besito para todos y cada uno.

Os quiero, Quijanos.

Alicia

Anónimo dijo...

Hola, quisiera poderme poner en contacto con Alicia para un asunto particular, para lo que solicito vuestro permiso o bien, si pueden facilitarle mi correo.
Un abrazo desde Málaga.
Frasco
marcosbe@supercable.es
ruizfran@supercable.es