viernes, agosto 11, 2006

AUTOESTIGMA

Hay que plantear también el AUTO-ESTIGMA que conduce aquello de que como soy un enfermito yo no puedo hacer nada? .Esto sabemos que es duro de asumir, pero creemos que es importante para la persona, pues de lo contrario nunca mejorara si no es capaz de tirar de sus capacidades, por residual que sean, y tampoco se trata de decir que hay que incorporar a todos los "usuraios" al mundo laboral.
Un gran inconveniente son las leyes y normativas de las pensiones y prestaciones, muchas personas quieren, necesitan y pueden trabajar aunque sea en un horario parcial y ante la posibilidad de perder la pensión y/o prestación no se arriesgan. O no compensa economicamente trabajar es salario es mas bajo que la pensión que se recibe, y... ¿para qué trabajar?.
El trabajo no es una forma de terapia. Es realizar unas tarea productiva encomendadas por los empleadores por lo que nos pagan un salario ,y sometida a una regulación legal, contrato laboral, convenios, estatuto de los trabajadores,...etc. Ayuda a tener una rutina, tener independecia economica y de la familia, y mejora la autonomia personal. O un gtrabajo autonomo donde la organización y planificación corre de nuestra cuenta.
Tener un trastorno mental impide a la persona darse cuenta de cuales son sus limitaciones, o llega a estar tan abrumado por las limitaciones que no disfruta de la vida.El tratamiento de la enfermedad mental empieza en muchas ocasiones a una edad muy temprana, esta lleno de abandonos, de recaídas, de ingresos hospitalarios,…., de malos rollos, de efectos secundarios producidos por la medicación y del estigma asociado a la etiqueta que empiezas a llevar, delante de tus familiares y amigos. Incapacita en muchas ocasiones para todo, para mantener un normal cuidado personal, orden y limpieza del espacio donde se vive. Limita para convivir. Limita para trabajar, es fuente de pobreza y aislamiento social. Y el futuro es muy incierto, puede ser la demencia, la muerte prematura o el suicidio, en el mejor de los casos son muchos años de sufrimiento, aunque se mantenga el firme compromiso de cuidarse y seguir las recomendaciones de las ciencias médicas y sociales. La vida , insolidaria, hostil, excluyente y recelosa hacia el enfermo mental, está llena de incomprensiones. La familia que vive con el enfermo mental le exige su forma de vida, le hace dependiente, aunque su pretensión sea cuidar del familiar y apoyarle lo más posible. La vida es difícil y lo es para toda las personas, pero para el enfermo mental tiene una carga añadida, la discapacidad. Y como se acepta llevar esa discapacidad, no es evidente, cuando se esta bien, pues como todo el mundo, pero hay recaídas hay que estar atento mantenerse en forma, seguir el tratamiento medico pautado y los controles necesarios para nuestra propia salud y por el bienestar de los que nos rodean. Recabar todos los apoyos que gracias a vivir en un país europeo, se nos puedan facilitar.
Creer que la "enfermedad limita para tantas cosas" es la mejor forma de incapacitarse. La "enfermedad" habrá que colocarla en su justa medida. Por desgracia ese concepto mancha e inunda todo. Hay una función matemática por la que a mayor tiempo pensando, los psicopatólogos proliferan los trastornos psíquicos de tal manera que la asíntota tiende a infinito. Ya les queda menos para descubrir que los trastornos psíquicos son tan variados como las personas que han caído bajo el dedo acusador. Las circunstancias familiares son difíciles de soportar, pero no sólo para los diagnosticados. Hay quienes se desordenan, pero eso es un síntoma de un desorden interno, de algo que queda por colocar en uno mismo. La dificultad de asearse es más una falta de deseo de agradar que una incapacidad. Si todo lo justificamos por la supuesta enfermedad nos negamos la condición de personas, pasamos a ser los principales voceros del estigma social. Habrá que pedir a los otros, si es que existen tales otros, que sean respetuosos y que nos dejen vivir, habrá que explicarles que tenemos sentimiento distintos,habremos de explicarnos el viaje que recorrimos, pero no presentandonos como incapaces, discapacitados, limitados, tarados mentales. No lo somos, somos personas que trasegamos la vida por caminos distintos y a veces no somos comprendidos, pero somos capaces, nuestros límites no son tan biológicos como psicológicos o sociológicos. Rompamos las barreras psicológicas de la incapacidad que otros o nosotros mismo a veces nos ponemos y miremos de frente, con dignidad y la cabeza alta. No necesitamos compasión, ni autocompasón tampoco, merecemos respeto y sólo lo tendremos si nos lo otorgamos primero nosotros a nosotros mismos.
No hay muchas iniciativas de los enfermo mentales, estamos poco representados para demandar a la sociedad mejores tratamientos, mayor ayuda para la investigación, y ayuda económica para el propio usuario de la enfermedad mental, siempre que la pueda autogestionar, llevando el control de nuestra vida. Toda nuestra energía vital no se puede consumir en una lucha diaria para levantarnos por la mañana o hacer frente a persecuciones y alucinaciones, o en batallas con nuestra propia familia.
Tengamos proyectos y contribuyamos a hacerlos realidad, seamos artífices activos de nuestro propio futuro.
Debe de haber un apoyo, formación, seguimiento del proceso de incorporación laboral que facilite que el usuario se sienta con suficiente seguridad, para ayudar en la integración laboral y superar el autoestigma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me he permitido hacer un corta- pega con ideas de albert en azul oscuro, de "delfin" en marrón, y de spinnecommander en rojo. Para introducir un desarrollo sobre el autoestigma, y el trabajo.